Desarrollo de capacidades para el desarrollo local

Desarrollo de capacidades para el desarrollo local

Uno de los riesgos que conlleva trabajar en cualquier tipo de institución de asistencia es que uno comienza a ver el mundo a través de estos ojos; y, a medida que las identidades que emergen en esta labor se fusionan gradualmente, es cada vez más difícil mirar el mundo como antes, o vernos a nosotros mismos como nos ven los demás.

Frecuentemente, los términos ‘desarrollo’ y ‘asistencia’ se utilizan como sinónimos; y se supone que ambas nociones son positivas. Con demasiada facilidad, las agencias de ayuda o asistencia asumen que sus prioridades coincidirán naturalmente con las de los individuos y organizaciones beneficiarias, o pueden acoplarse sin demasiada dificultad.

El desarrollo de capacidades no es una mercancía o algo que pueda reducirse a un conjunto de ingredientes para una receta universal que prescribe “cómo hacer las cosas”.

Cuando estos términos se convierten en accesorios o en meras palabras de moda invocadas para sortear laberintos burocráticos, el uso de conceptos como ‘género’, ‘empoderamiento’ o ‘desarrollo de capacidades’ no solo pierde todo su contenido político, sino que en realidad puede terminar ofuscando las capacidades de grupos e individuos que trabajan directamente con beneficiarios en lugar de liberar su potencial. Sin embargo, si el desarrollo de capacidades significa algo, es permitir que quienes han sido marginados representen y defiendan sus intereses de manera más efectiva, no solo dentro de sus contextos inmediatos sino también a nivel nacional o global.

Las raíces intelectuales y políticas del desarrollo de capacidades se encuentran en parte en la capacitación centrada en los derechos de la Teología de la Liberación y el trabajo de concientización de Paulo Freire. Feministas, actores políticos y activistas de “género y desarrollo” también han profundizado la comprensión del “empoderamiento” y la exclusión social.

El desarrollo de capacidades no es una mercancía o algo que pueda reducirse a un conjunto de ingredientes para una receta universal que prescribe “cómo hacer las cosas”. Reconociendo que hay una diversidad de actores que compiten en el desarrollo, podemos afirmar que sus primeros orígenes se encuentran en la creencia de que el papel de un agente externo comprometido es apoyar la capacidad de la población local para determinar sus propios valores y prioridades, para organizarse de forma que puedan actuar por el bien común, así como para dar forma al universo moral y físico que todos compartimos.

¿Cuáles son las capacidades que la Sociedad Civil Organizada busca desarrollar?

Puede tratarse de capacidades intelectuales, organizativas, sociales, políticas, culturales, representativas, materiales, técnicas, prácticas o financieras, y muy probablemente una combinación mutable de todas las anteriores. La capacidad de articular y movilizar en torno a intereses o demandas específicas está íntimamente ligada al desarrollo de una sociedad civil en la que puedan estar representados los intereses divergentes y que cuente con mecanismos apropiados para adjudicar soluciones y responsabilidades.

La sociedad civil florece mejor cuando somos capaces de equilibrar posiciones contrapuestos en aras del bien común.

En el caso del Centro de Formación y Fortalecimiento para Todos, el desarrollo de capacidades es un enfoque de alianzas solidarias con una variedad infinita de expresiones. Si bien algunos de los ingredientes se pueden identificar, no existe una receta global, ni una solución rápida. Las asociaciones implican responsabilidad mutua. Esto incluye dar cuenta honestamente de las decisiones a nivel interno y externo que pueden afectar a otros. Este enfoque exige tiempo, flexibilidad, toma de riesgos compartidos, diálogo abierto y voluntad de todas las partes para responder a la retroalimentación. Nuestro objetivo es promover el codesarrollo más que tratar de ser un catalizador, ya que no podemos construir capacidades en otros que no hemos desarrollado nosotros mismos y, si no podemos aprender, tampoco nos es posible enseñar.

La sociedad civil florece mejor cuando somos capaces de equilibrar posiciones contrapuestos en aras del bien común. En este sentido, estamos convencidos de que otro mundo es posible, pero solo construyendo sobre la capacidad de los más oprimidos para repudiar la injusticia y trabajar por el respeto mutuo y la solidaridad.

Escrito por

Redacción